“Que se resuelva en paz, dentro de la democracia”, expresó con tibieza el gobernador bonaerense ultra kirchnerista, durante una conferencia de prensa, y añadió “no tengo para dar declaraciones, pregúntenle a Cristina Kirchner".
El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, se refirió brevemente a la situación política y social en Venezuela tras las elecciones del pasado domingo, evitando condenar el fraude perpetrado por el dictador Nicolás Maduro.
“Esperamos que esto lo resuelva el pueblo venezolano, en paz, dentro de la democracia”, declaró con tibieza, durante una conferencia de prensa. Posteriormente, agregó “no tengo para dar declaraciones, pregúntenle a Cristina Kirchner", su jefa política.
Se espera una declaración de la ex presidente y condenada por corrupción, Cristina Kirchner, programada para el próximo sábado. Kirchner hablará durante el cierre de un evento sobre la realidad política y electoral de América Latina que se llevará a cabo en la Ciudad de México.
Mientras tanto, la violencia estatal continúa en las calles de Venezuela. Las fuerzas policiales del régimen chavista rodean la embajada argentina en Caracas, donde permanecen seis opositores que han solicitado asilo político, así como el personal diplomático argentino. El dictador Nicolás Maduro ha exigido que abandonen el país el día de hoy.
En tanto, el Centro Carter ha emitido un comunicado detallando las numerosas infracciones y deficiencias observadas durante las elecciones, subrayando que “no se adecuó a parámetros y estándares internacionales de integridad electoral y no puede ser considerada como democrática”. Además, enfatizó que no pudo verificar o corroborar la autenticidad de los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Según el comunicado, la autoridad electoral no proporcionó resultados desglosados por mesa electoral, lo cual constituye una “grave violación de los principios electorales”. El proceso se desarrolló en un “ambiente de libertades restringidas” afectando negativamente a actores políticos, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación. De acuerdo a estos observadores, las autoridades chavistas del CNE mostraron una “parcialidad a favor del oficialismo” y en detrimento de las candidaturas opositoras.
Entre los problemas específicos enumerados por el Centro Carter, se destaca la actualización del registro de electores que se realizó con “numerosos inconvenientes” tales como plazos muy cortos y una escasa información pública. Además, la situación se agravó para los ciudadanos en el exterior, quienes enfrentaron “barreras legales desmedidas, incluso arbitrarias” para inscribirse en el padrón electoral.
En cuanto a la campaña electoral, el desequilibrio a favor del régimen fue notable. La candidatura oficialista disponía de recursos “muy amplios”, resultando en una gran desproporción de mítines, murales, vallas y afiches a su favor. Se observó el abuso de recursos públicos, incluyendo el uso de vehículos y la movilización de funcionarios para la campaña. Aparte, hubo un predominio de la candidatura gubernamental en medios de comunicación, tanto en publicidad como en la cobertura noticiosa.
Pese al contexto restrictivo, la ciudadanía venezolana se movilizó masiva y pacíficamente el 28 de julio para votar. En relación con esto, el Centro Carter observó que, aunque la jornada de votación fue cívica, existieron “restricciones en el acceso a recintos” para observadores y testigos de partidos, así como mecanismos de presión sobre el electorado e “incidentes de tensión o violencia” reportados en algunas localidades.
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