El presidente saliente de México, Andrés Manuel López Obrador, siempre se ha enorgullecido de su reputación como avaro, pero tres días antes de dejar el cargo, anunció generosas dádivas en efectivo para sus aliados en un movimiento sindical radical. Esto forma parte de lo que los analistas llaman las contradictorias políticas de López Obrador de recortar algunos servicios gubernamentales al mínimo mientras reparte vastas cantidades para sus propios proyectos favoritos y para sus partidarios políticos.
Justicia para los trabajadores
López Obrador otorgó a un sindicato de trabajadores electricistas alrededor de 95 millones de dólares anuales en beneficios de pensión no devengados, describiéndolo como "un acto de justicia". En 2009, unos 7.000 trabajadores sindicalizados de la endeudada, corrupta y sobrecargada Compañía Federal de Electricidad fueron despedidos. Sin embargo, pasaron la siguiente década apoyando las dos campañas presidenciales posteriores de López Obrador.
En el momento en que fueron despedidos, los trabajadores no habían acumulado suficientes años para jubilarse, bajo políticas que permitían la jubilación después de 25 años de servicio. El viernes, López Obrador les otorgó pensiones de todos modos.
Austeridad y derroche
La acción estuvo en línea con su generosidad hacia quienes lo apoyan. El año pasado, entregó alrededor de 45 millones de dólares a ex trabajadores de la desaparecida aerolínea estatal Mexicana, para adquirir los derechos de marca del nombre de la aerolínea, Mexicana de Aviación.
Según los expertos, el nombre no tenía esencialmente ningún valor comercial después de que la aerolínea quebrara en 2010, pero los trabajadores, cuyas pensiones fueron borradas por el colapso de la empresa, habían sido firmes partidarios de López Obrador en sus candidaturas presidenciales. Desde entonces, ha gastado cientos de millones de dólares más para revivir una versión más pequeña de la aerolínea gubernamental.
Estas generosas dádivas contrastan claramente con la imagen de extrema austeridad que López Obrador ha tratado de proyectar desde que asumió el cargo en 2018. Vendió el avión presidencial y voló por todo el país en vuelos comerciales, en clase turista. Más tarde, cambió a utilizar aviones militares para los viajes.
Eliminó en gran medida la supervisión y las agencias reguladoras federales, alegando que costaban demasiado y argumentando que "no se puede tener un gobierno rico con gente pobre". Los ingresos federales compartidos para los gobiernos estatales y la financiación de las fuerzas policiales locales se han recortado al mínimo.
Esta austeridad ha significado menos dinero para proyectos básicos, como la construcción de infraestructura, la construcción y mantenimiento de carreteras y la vigilancia policial.
Mientras tanto, en un apuro por terminar los proyectos favoritos de López Obrador, principalmente proyectos ferroviarios y de refinería de dudosa rentabilidad, el gobierno entró en una ola de préstamos, con un déficit equivalente al 5 % del PIB. Esto ha socavado los intentos del banco central de controlar la inflación anual del 5 % con tasas de interés internas del 10,5 %.
Ha habido menos "inversión física", dijo Gabriela Siller, directora de análisis económico del grupo financiero local Banco Base. "Paradójicamente, esta administración está terminando con más deuda y un déficit presupuestario muy alto".
Gabriela Siller, directora de análisis económico del grupo financiero local Banco Base.
Siller dijo que las políticas contradictorias han perjudicado a México.
Fuente: https://finance.yahoo.com/news/mexicos-president-touts-austerity-way-193234554.html